Ayer proponía en una comisión de reindustrialización de FuturElx que uno de las principales consecuencias del tsunami económico actual es la percepción que la generación Logse pueda tener sobre el rol del empresario en la sociedad.
En este contexto me planteo ¿Es una buena noticia que las bibliotecas se llenen de opositores? Evidentemente existe una tendencia a la comodidad a reducir los esfuerzos y dedicación al trabajo que supone el empleo privado en favor del empleo público. El funcionariado no es la solución sino otro problema. Existen territorios en los que el 25% de la masa laboral es ya funcionarial. No tendría nada que objetar contra esta modalidad laboral si fuese eficiente. La realidad demuestra lo contrario. Cuanto más se complique el entorno menos eficiente será el refugio funcionarial para cubrir los objetivos. Ni siquiera la privatización de servicios públicos mediante entidades gestoras deriva en modelos de éxito.
Buscando otra información me he tropezado con un informe del Economist Intelligence Unit en el que detallaba las claves estratégicas para la próxima década. Una de las gráficas incluidas me parece muy significativa, detalla las claves del empleo público y el privado, y no coinciden en nada.
Curioso, curioso.... mientras que la principal prioridad del empleo privado será motivar al talento para fidelizarlo en la empresa y mejorar su productividad, en el empleo público es vencer la resistencia al cambio de la organización y adaptar al personal a las nuevas tecnologías. Justo lo que hacían veinte años las empresas privadas. Pues eso, son veinte años de ventaja.
¿Quién va a querer ser empresario/autónomo/directivo cuando el sueño dorado es el funcionariado? Mi convicción es que mantener el ritmo de vocaciones empresariales será el valor para mejorar la competitividad futura (y esto lo dice un directivo).
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