Como todos los niños, desde pequeño me imaginaba que sería de mayor. A medida que iba creciendo, iba definiendo mediante pequeños pasos, casi sin darme cuenta, a que dedicaría mi vida. Entre mis pequeñas ambiciones siempre existió el deseo de dedicarme a la empresa, de forjar una trayectoria profesional, de complementar esa actividad con la formación académica impartiendo clases en las que poder aprender y al mismo tiempo motivar a los más jóvenes en mi pasión por los negocios. También pensaba que debía dedicarle a esta sociedad de todos algo de tiempo para intentar que fuese avanzando y que esa familia que quería tener tuviese un futuro mejor. Ahora, justo cuando encaro los cuarenta (ocurrirá este mismo año) me hago ese tipo de preguntas propias de esta época en las que vislumbro una evolución profesional, el lanzamiento de algún que otro negocio, el refuerzo del tiempo dedicado a mi familia y también mi futura colaboración en la figura de Consejero en algún que otro negocio, me imagino que es la añoranza de mi próspera etapa pasada como consultor.
Pero la simple existencia de comentarios como el desafortunado "le hemos quitado un puesto al hijoputa.... Esperanza Aguirre dixit" me llena de dudas sobre esa figura del Consejero Independiente, de las personas de confianza, de esos "uno de los nuestros". Ya sabéis a que me refiero. Como ocurre en muchas otras profesiones, el consejero lejos de ser una figura respetable, se han convertido en un militante mas del partido, una figura absolutamente desacreditada gracias al pertinaz descrédito que se le cosecha mediante un lamentable desempeño. Son personas que conscientes de su apesebramiento, olvidan las funciones reales de su cargo para convertirlas en una lealtad extrema a quién le regaló el cargo.
La realidad nos deja clara que la lucha por el poder consiste en meter en la lista el mínimo número de personas con el atributo "independiente". Creo que soy ecúanime, anticipador y fiable. No se si serviré para Consejero.
Actualizo esta entrada con un interesante gráfico de Publico. Hace no demasiado tiempo os comentaba esa tupida red de relaciones en Partiendo el bacalao.
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