Solamente cuatro días después de no poder asitir a la fiesta de aniversario de mi promoción del master, tuve la oportunidad de hacer una ruta de shopping por París, ciudad donde curse uno de los años del mismo.
Cuando uno vuelve a una ciudad en la que ha vivido conserva ese extraño sentimiento de propiedad sobre la ciudad. A medida que paseas se intercalan flashbacks sobre tu pasado en un lugar y al mismo tiempo sobre la transformación del entorno. Miras el urbanismo, la evolución comercial, el mobiliario urbano, las nuevas atracciones y diría que hasta la jardinería ornamental. Son múltiples los detalles que recordamos incluso de manera idealizada y que la realidad y sobre todo un interesado urbanismo comercial se encarga de poner en su consumista lugar.
Pues bien mi visita de shopping a París la semana pasada me refleja una ciudad propietaria de su futuro, con control de su patrimonio. Resulta incluso ridículo decir esto porque vivimos en una sociedad acostumbrada a la cirugía plástica urbanistica, al intervencionismo urbano sin enfermedad, al medicamento placebesco para resolver problemas de estructura y equipamiento urbano que no tenemos, al burdo implante mamario de docenas de centros comerciales cada uno más hortera que el anterior. Pues es ese entorno actual, París me parece una de esos actores que si sabe envejecer, que aunque sufrió algunas intervenciones tipo Les Halles, Villete o Pompidou, su futuro sigue estando a la altura de su pasado. Otras recauchutadas ciudades igual que les pasa a recauchutados actores a los que se les fue su momento solamente pueden hablar de cuando la ciudad era verdaderamente eso una CIUDAD (con mayúsculas) y no el juguete de unos descerebrados que cometieron la torpeza de gobernarla durante algún tiempo.
Debo ser un soñador... pero bueno tambien lo dijo un idealista....siempre nos quedará París.
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