viernes, 5 de febrero de 2010

España se Argentiniza

Sorprende que la gente se sorprenda de la situación económica futura de España. Efectivamente los países igual que las empresas, pueden irse al garete si estan mal gestionados y en el caso de nuestro país, parece que la única señal de alerta para tomar medidas como las que las empresas empezamos a tomar hace unos dos o tres años ha sido la alerta sobre la posible quiebra del estado Griego. Tambien nos podríamos parecer a lo que ocurrió en Argentinaya que los ciudadanos estamos tomando un pasivo rol, con bajo nivel crítico, sin movilizaciones, casi acostumbrados a la baja competencia hacia los gobernantes.

Ante la comparación con Grecia, presos del pánico escénico, el ejecutivo se lanza en la misma semana a correr en las necesarias reformas estructurales, pensiones, mercado de trabajo, reestructuración de la deuda.  Paul Krugman alertaba de esa semejanza entre ambas finanzas, incluso diciendo que la situación era incluso peor. Mirad si debe estar mal la situación que ayer por la mañana la ministra de Economía estaba en el desayuno de la Cadena Cope tras haber pasado por RNE, Ondacero e incluso el programa económico de la CNN. Mientras el Presidente rezaba. Hace bíen.

3 comentarios:

  1. Estoy casi de acuerdo contigo, el gobierno ha perdido un tiempo precioso en actuar , se ha pasado mucho tiempo desmintiendo la crisis, y dicendonos que no seria para tanto, ahora nos ha cogido el toro y creo que nos va a estar dando cornadas durante mucho tiempo,
    En cuanto a la oposicion, deberia presentar sus propuestas ya , si es que las tienen,

    Los ciudadanos creo que no podemos hacer mucho mas, los que tenemos trabajo, solamente seguir esforzandonos y hacerlo mejor, los que no tienen que desgraciadamente son muchos, tambien tienen bastante en entregar diariamente sus curriculums sin obtener respuesta casi nunca,
    ya hay gente que esta trabajando mas y cobrando menos,

    QUE MAS SE PUEDE HACER?

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  2. Es dificil dar, en un pais aceptablemente desarrollado, con un gobierno tan públicamnte incompetente. Sin embargo fuimos los españoles los que les votamos en su día, además en 2 elecciones seguidas:

    ¿Hubo tantísimia gente equivocada?
    ¿Fueron tan hábiles como para engañar a la mayoría?
    ¿O los hábiles son la mayoría de medios de comunicación que controlan?

    Es imprescindible que se hiciera un resumen de los pasos que han llevado a esta gente a gobernar, para no caer en los mismo errores, sería como una vacuna.
    Aunque, con el nivel de la educación en este país es posible que se repitan muchos gobiernos como este.

    Oposición, simplemente no hay.
    ¿Realmente tenemos un problema de economía?
    El problema es mucho más importante: la clase política. Y ese no es un problema cíclico.

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  3. No soy una de esas personas que se dedican a generalizar críticas a diestra y siniestra entre los integrantes de la clase política. No creo que "todos son iguales", ni que el día de las elecciones haya que quedarse en casa porque "¿qué más da quien salga?".

    Me parece oportuno empezar así, porque a mí mismo me preocupa estar empezando a pensar de ese modo. No recuerdo un momento como el actual, en el que tengo la sensación de que la clase política, en general, está desorientada, sin ideas, dando bandazos: a la deriva. No hablo sólo del gobierno: me duelen los tímpanos de oír a la oposición diciendo "es su responsabilidad, son los que gobiernan los que tienen que tomar las medidas". Y me molesta porque esa oposición es gobierno en muchos ámbitos importantes, como por ejemplo en alguna de las principales comunidades autónomas, y las políticas que aplica en ellas son cualquier cosa menos estimulantes. Entretanto, nosotros, los ciudadanos, sólo nos preocupamos por lo nuestro, por lo que tenemos más inmediato. Y eso hace que los políticos, que lo advierten, tomen decisiones contradictorias en función de dónde tengan sus intereses electorales: en el Estado, en la comunidad autónoma, en el municipio. Y da igual el partido en el que nos fijemos. Por supuesto que esto sólo añade confusión a la confusión, pero a ellos parece no importarles.

    Los partidos desprenden una imagen caduca, vieja, y no se atisba de dónde puede surgir un revulsivo. Resulta desalentador que, en una situación de una gravedad que ya nadie puede discutir, ni siquiera minimizar, sigamos con parches y remedios de andar por casa, porque las grandes decisiones tienen un coste electoral que nadie está dispuesto a asumir.

    Al final, la descorazonadora conclusión es que somos un país tan mediocre como nuestra clase política. Y eso, efectivamente, es un problema estructural.

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