Esperando, no se bien qué, en mi propia perplejidad, me reservaba mi opinión de lo ocurrido en Huelva con la llamada niña Mari Luz. Pero mi amiga FR me ha hecho pronunciarme con su reflexión sobre el papel del padre. En un escenario de mediocridad general, el padre gitano de la niña muerta en Huelva destaca por su entereza y saber estar en todas sus manifestaciones públicas. Es bastante más cabal que el que suele entrevistarle.
Todos nos quedamos no obstante con la primera noticia. ¿Mandó sola a la niña de 5 años al kiosco? ¡Que mundo tan odioso vivimos!, nos produce miedo hasta nuestros más sencillos recuerdos de infancia, el caminito del kiosco, un paseo en bici, las lecturas en la habitación…. ahí es donde está el verdadero miedo, en lo cotidiano, en lo normal, lo que no debería ser noticia y lo es.
Lo triste es saber que en el caso de Huelva, como en las películas, suelen ganar los buenos.... pero solamanente al final y mientras tanto:
- la pobre niña muerta
- el "depravado descerebrado" y su desaconsejable entorno en libertad
- la pobre niña muerta
- el "depravado descerebrado" y su desaconsejable entorno en libertad
¿Cuantos tipos como este (con sentencia firme y sin busca y captura) andarán sueltos por ahí?
La ineficiencia de la administración, eso si que no tiene perdón. Eso si que da miedo.
Como el tema del desastre en los Juzgados es algo que estoy viviendo todos los días, ayudado por mi corriente crítica y compartiendo la misma opinion que tú, he puesto un ladrillo en mi blog de lo que veo, oigo y siento. El tema de la niña ha creado una alarma social y un estado de desconfianza en la Justicia de tres pares de cojones, amigo Kele: no pasan más cosas porque Dios (si es que existe) no quiere. Un abrazo
ResponderEliminar