No se muy bien porque pero he tenido cierta empatía con el fondo que ha generado la huelga de transportes. Probablemente es porque veo de cerca el negocio logístico y soy consciente de la importancia de su trabajo y de las complicaciones que está sufriendo el sector.
Ahora si bien he entendido el fondo no comparto en absoluto las formas. Como país civilizado resulta anacrónico el planteamiento de piquetes mafiosos en los centros de trabajo, parece que se les ha ido de las manos. Pero bueno ellos sacarán sus conclusiones.
Si me ha parecido interesante el planteamiento de laissez-faire del Gobierno. Poco movimiento en público y el suficiente en privado para que tampoco se alargue demasiado el conflicto. Muy en la línea insulsa que nos tiene acostumbrados este "liderazgo tranquilito" de ZP.
Lo que me viene a la cabeza es si los iluminados dirigentes sindicales se han planteado la herencia que sus acciones van a dejar sobre la economía y en concreto sobre el IPC y la maltrecha productividad. Parar o mejor dicho ralentizar el país durante una semana no es una estrategia económica muy interesante. La cantidad de bienes perecederos podridos al sol o envejecidos en las camaras va a encarecer sin lugar a duda nuestras compras en el mercado.
Casualidad, antes de marcharme veo entrar el primer trailer en nuestros almacenes con cierto alivio. Simpatica o no por fin ha terminado la huelga.
Dos cosas saco yo de esta huelga:
ResponderEliminar1. A diferencia que los franceses, aqui nos cuesta movernos, pero una vez movidos le metemos fuego a quien sea
2. De la boca de Solbes ayer salió la palabra "crisis", sería buen momento para escuchar la canción aquella de Simón y su grupo Drama (Estamos en crisis)