Pocas veces una comparecencia parlamentaria ha generado tantas expectativas como la realizada en el día de hoy por el Presidente del Gobierno para debatir sobre la crisis. ¡Menuda desilusión! Se ha limitado a hacer una descripción de los hechos y a destacar que no es necesario hacer ninguna medida adicional. Vamos que hay que quedarse quieto a esperar que pase la crisis. En mi modesta opinión Sr. Presidente, ni las causas de la recesión son estrictamente endógenas como apunta el PP, ni la solución será exclusivamente endógena como apunta la innacción de nuestro gobierno.
No he tenido el gusto de soportar todo el discurso (yo si estaba trabajado) pero si he escuchado en el informativo de una emisora poco sospechosa de parcialidadel destacado "corte" que nuestro ingenioso Presidente le ha dado a una Rosa Diez que le recriminaba oportunismo electoral al retrasar la crisis (le ha propinado algo así como “Ya sabemos todos que usted no viene aquí por amor al arte…. y no voy a calificar el arte”). Prepotencia.Y es que se le ve cómodo al Presidente. A gusto, con seguridad, sereno con su barco, endiosado en la ignominia de un mundo ajeno al real y que solamente él percibe. Vamos que empieza levitar, a mostrar todos los síntomas de padecer segudalegislaturitis aguda, esa grave enfermedad sobrevenida en el quinto año de habitar la Moncloa.
Al Sr. Aznar se le manifestó con el Prestige y puede que ZP empiece con su tan negada crisis que a base de negarla la ha convertido en una realidad mayor.
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