En la visita a Pnohm Penh en Camboya tomamos un mojito junto al mítico rio Mekong en uno de los más respetables locales de la rivera en la ciudad.
El cartel de acceso al local no dejaba lugar a dudas: ni armas, ni drogas, ni prostitución.
!Que suspicaces! si en la terraza solamente había abuelitos que bailaban con sus nietas camboyanas mientras unos negritos discutían sobre como repartirse las zonas de distribución. Tuvieron la delicadeza de no enseñar las armas, pero seguro que las llevaban.
Un mojito bien vale ciertos riesgos.
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