Acabo de compartir una agradable comida con un compañero de trabajo durante una visita a Florencia, dos platos de pasta riquisimos y una entrada bebidas y cafe suman 40 euros. Claro ejemplo de la falta de competitividad de España donde una pseudopasta en un sitio con olor a refrito hubiese costado mucho mas. No hemos descubierto que un Trolex tiene acotado su precio por el Rolex original o no vendeta un carajo.
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